Te asomas entre la bruma intentando sobresalir, gritar tu poder, pero sólo tus perros ladran y es por miedo.
¿Para qué esos colosos, esos guardianes? Sólo los aviones rompen ya tu silencio a nueve mil metros de altura. Nadie llama a tu puerta, siempre cerrada.
Lo más importante del puente es esa corriente que abajo lo arrastra todo: tu poder, tu torre, tus colosos; pero tu no lo sabías. Algún día hasta tus perros morirán ahogados por la crecida. !No llores imbécil!